El jamón ibérico es un producto imprescindible en la gastronomía española, todo un clásico. Pero además de ser santo y seña de nuestra cocina y parte de nuestra cultura, es también un alimento muy beneficioso a nivel orgánico. Es un aliado para tu salud.
Producto rico en proteínas y grasas saludables
Los expertos en nutrición consideran que el jamón ibérico es un producto cardiosaludable. Su contenido en proteínas de alto valor biológico y el elevado nivel de ácido oleico hacen que un consumo moderado aporte grandes beneficios sobre la salud.
Desde un punto de vista nutricional hay que destacar su riqueza en ácido oleico, en torno al 60%, debido a la alimentación de los cerdos a base de bellota, que es rica en este ácido, como el aceite de oliva. De hecho, tras el AOVE, el jamón ibérico es el más rico en este ácido graso monoinsaturado esencial.
El consumo de estos nutrientes mejora y refuerza el endotelio, el tejido que protege las arterias en el cuerpo humano. A su vez, hay que destacar la presencia de vitamina E, vitaminas del grupo B, selenio, hierro y otros minerales.
Consumir jamón ibérico de manera moderada a diario o periódicamente es altamente saludable porque ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, previene problemas de anemia, reduce los niveles de colesterol malo y aumenta el colesterol bueno.
El jamón ofrece un gran aporte proteico y libera serotonina gracias a la presencia del aminoácido triptófano. Esta hormona, la serotonina, reduce la sensación de ansiedad y estrés.
¿Cómo usar el jamón en la dieta?
El jamón ibérico es fácil de digerir, aunque tiene un sabor muy intenso. Su uso es posible en cualquier comida del día y en diferentes formatos y texturas, aunque lo más habitual es loncheado.
Un apunte importante es que, si se usa jamón ibérico, es posible reducir el consumo de sal o aceite en la preparación, pues este producto ya aporta mucho sabor a la receta.